Análisis por Rizwan Rahim
NUEVA YORK (IDN) – Los pueblos indígenas del mundo – se estima que son más de 370 millones que viven en unos 90 países y que representan el 15 por ciento de los más pobres – permanecen aislados, tanto política como geográficamente.
Casi un millar de participantes de Asia, África, América del Norte, Europa y América Latina y el Caribe se reunieron para exponer sus quejas ante las Naciones Unidas en una conferencia que tuvo dos semanas de duración, y que concluyó el 20 de mayo.
Su petición de inclusión fue una reiteración de la apelación hecha por el Secretario General Ban Ki-Moon a la comunidad internacional en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (Objetivos para Transformar Nuestro Mundo), de las Naciones Unidas (ODS) para un mundo más humano y más próspero para todos – “sin dejar a nadie atrás”.
La conferencia concluyó con un llamado rotundo para una mayor participación en las Naciones Unidas y en los organismos de la ONU de algunas de las minorías más desatendidas del mundo, que cada vez son más víctimas de los conflictos armados, la avaricia corporativa y el aumento de las desigualdades económicas.
Desde el establecimiento de un Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas en 2000, y a pesar de una Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada por la Asamblea General en 2007, los grupos indígenas han expresado su gran preocupación por el creciente número de conflictos militares que les afectan en todo el mundo.
Los indígenas más afectados son los que se ven atrapados en medio de conflictos armados, tanto actuales como del pasado, en Colombia, India, Myanmar, Filipinas, Bangladesh, Guatemala y Perú, según Victoria Tauli-Corpuz, de Filipinas, Relatora Especial de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Las graves consecuencias incluyen un desplazamiento forzado, ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual y el reclutamiento forzoso de niños soldados.
“Las violaciones contra los pueblos indígenas en el contexto de los conflictos armados causan trauma y daño irreparable, destruyen su cultura y desgarran el tejido social de las comunidades indígenas afectadas”, declaró.
Como era de esperar, el tema de la conferencia fue: “Pueblos indígenas: Conflicto, Paz y Resolución”.
Según las Naciones Unidas, la industria extractiva, incluida la minería y las plantaciones de aceite de palma y la construcción de presas, a menudo se llevan a cabo sin el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas.
Durante los conflictos violentos, los pueblos indígenas son con frecuencia los más vulnerables debido a las situaciones de pobreza, marginación política y la sistémica discriminación a la que muchos todavía se enfrentan.
Al término de la reunión de las Naciones Unidas, el Secretario General Ban Ki-moon admitió que, si bien se ha avanzado mucho para mejorar los derechos de los pueblos indígenas, los conflictos en sus tierras y territorios, y el no oír sus voces en los procesos de paz, siguen siendo un reto.
Hizo un llamado a todos los Estados miembros y a todo el sistema de las Naciones Unidas a trabajar juntos para abordar estos y otros problemas graves.
Haciendo hincapié en que los pueblos indígenas están en la agenda de la ONU, y estuvieron completamente involucrados en las negociaciones de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el cambio climático, “ahora es fundamental que también participen y contribuyan en la aplicación y el seguimiento”.
Ban instó a los pueblos indígenas a seguir involucrándose y participando activamente en el proceso iniciado por el Presidente de la Asamblea General, haciendo posible su representación en las reuniones de los órganos pertinentes de la ONU.
En información a la prensa el 19 de mayo, el Presidente del Foro, Álvaro Esteban Pop, de Guatemala, dijo que entre los temas más importantes tratados durante la sesión estuvieron la paz y la resolución de conflictos; la cuestión de los niños y las mujeres en situaciones de violencia; y la persecución de los líderes involucrados en conflictos por la tierra y los recursos naturales.
“Estos son aspectos fundamentales de cualquier negociación y cualquier región en la búsqueda de la resolución y pacificación”, recalcó. Pop dijo que, si bien el diálogo no ha sido fácil durante las últimas dos semanas, fue absolutamente necesario para poder seguir trabajando juntos.
“Cada día aprendemos más”, agregó. Dijo que muchos oradores indígenas habían descrito la grave situación de sus respectivos pueblos, en particular, su lucha por el acceso a la tierra y los recursos, la violencia y los abusos que sufren las mujeres y niñas indígenas, y su falta de acceso a la salud y a la educación.
Las mujeres indígenas han hecho que sus “voces de protesta sean escuchadas”, señaló. Además, la alta tasa de suicidio entre los jóvenes indígenas, relacionada con las injusticias coloniales del pasado, es simplemente inaceptable, declaró.
“Si bien fue esencial para asegurar una amplia colaboración entre los pueblos indígenas, los gobiernos y las Naciones Unidas, la Organización podría servir como un indispensable puente de comunicación entre los Estados miembros y los pueblos indígenas”, añadió.
Joan Carling, de Filipinas, y miembro del Foro, dijo que el 2017 marcará el 10 aniversario de la adopción de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
“Va a ser un año crítico en cuanto a la revisión de lo que se ha logrado”, dijo, y agregó que las discusiones en el Foro del próximo año girarán en torno a cómo se puede lograr aún más la aplicación de la Declaración.
Hizo hincapié en la importancia de los fondos y programas de las Naciones Unidas para apoyar la acción legislativa para la inclusión de la Declaración en las leyes y políticas nacionales.
Carling también dijo que las discusiones en el Foro de este año habían dejado “muy claro” que muchos pueblos indígenas no son conscientes de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), lo que, por tanto, indica la necesidad de divulgación y sensibilización sobre el tema.
Otro elemento crucial implica incorporar objetivos e indicadores específicos relacionados a los pueblos indígenas en los ODS, aunque en este sentido se refirió a la falta de desagregación de datos como un factor que impide la medición del progreso hacia el cumplimiento de cualquier objetivo específico.
La conferencia concluyó con varias recomendaciones clave al Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), incluyendo la preservación de las lenguas indígenas.
En ausencia de tal medida, el Foro advirtió que más de la mitad de las lenguas indígenas del mundo se extinguiría en 2100, y recomendó que los Estados miembros reconozcan los derechos lingüísticos de los pueblos indígenas y desarrollen políticas para promover y proteger las lenguas indígenas, entre ellas, apoyando métodos de inmersión total.
Se recomendó, además, que los Estados y el sistema de las Naciones Unidas proporcionen apoyo, incluida la financiación, a los esfuerzos de las instituciones de los pueblos indígenas para preservar y revitalizar sus lenguas, y que la Asamblea General proclame un Año Internacional de los Lenguas Indígenas en 2020.
Además, se pidió a los Estados miembros que apliquen las recomendaciones de la reunión del grupo internacional de expertos sobre la juventud indígena, celebrada en 2013, e instó a que se considere un nuevo fondo voluntario de las Naciones Unidas para los jóvenes indígenas, o la asignación de los existentes y futuros fondos para ese propósito.
También instó a los Estados miembros a adoptar todas las medidas necesarias para la prevención de las autolesiones y el suicidio entre los niños y jóvenes indígenas, recomendando que los Estados adopten medidas para abordar los problemas específicos de la brutalidad policial, la violencia policial y la discriminación sistémica contra las mujeres indígenas. [IDN-InDepthNews – 22 de mayo de 2016]