Por Jeffrey Moyo
HARARE (IDN) – Hace más de una década perdió su hogar, cuando los mineros de diamantes de China, lo arrasaron por completo en la búsqueda de gemas. Aún así, hoy en día, Tobias Mukwada, de 74 años, vive con su familia en chozas de paja que erigieron con la esperanza de que quizás algún día los comerciantes de diamantes chinos los recordaran y les hicieran un hogar decente.
Pero para Mukwada y su familia golpeada por la pobreza, puede ser una espera en vano.
En el 2016, el ex presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, ordenó a los mineros de diamantes chinos que salieran de los campos mineros ubicados en las tierras altas del este del país.
“Los chinos nos sacaron de nuestras casas antes de que las destruyeran mientras extraían diamantes y prometían construirnos nuevas casas, lo que solo hicieron para muy pocas personas. Hicieron dinero rápido con nuestros diamantes, en cambio nosotros caímos más en la pobreza”, dijo Mukwada a IDN.
Anjin, de propiedad china, junto con Mbada Diamonds, fue expulsada por el gobierno de Zimbabue en febrero de 2016, basándose en que sus licencias de concesión especial habían caducado. Antes de eso, el presidente Mugabe había acusado a las dos empresas mineras de fugas masivas y contrabando de las gemas fuera de los países del África Meridional.
Incluso ahora, bajo el nuevo líder del país, Emmerson Mnangagwa, no hay descanso para los campos ricos en diamantes del país, ya que este año se abrió otra puerta para las corporaciones mineras chinas.
Miles de millones de dólares estadounidenses en ingresos se han perdido por fugas, ya que las corporaciones extranjeras se han alimentado de los diamantes de los países del África Meridional. En una entrevista televisada para conmemorar su 93 aniversario, el ex presidente Mugabe afirmó en el 2016 que el país había perdido 15 mil millones de dólares en ingresos por la extracción de diamantes.
Como tal saqueo ha tenido lugar, muchos zimbabuenses como Mukwada se han sumido en la pobreza, por supuesto en medio de abundantes piedras preciosas.
Sin embargo, los zimbabuenses como Mukwada no son los únicos que luchan contra la pobreza, ya que las empresas extranjeras se abalanzan sobre los recursos minerales en el resto del continente africano.
En Zambia, magnates de la minería del cobre como Anil Agarwal, el multimillonario indio quien es dueño de Vedenta Resources Ltd, son acusados por deberle al gobierno millones de dólares en impuestos. En mayo, la ministra de Información de Zambia, Dora Siliya, divulgó a los reporteros en Lusaka, la capital del país, que “…la empresa le debe a la nación 3,01 mil millones de kwacha en impuestos”.
Sin embargo, al igual que su vecino en el sur, Zimbabue, Zambia está luchando contra los casos sombríos de pobreza en un país con una población de 18 millones de personas aproximadamente. Según el Banco Mundial, el 60 por ciento de los zambianos vive en la pobreza y el 42 por ciento en pobreza extrema, viviendo con menos de 1,25 dólares al día.
Zambia cuenta con abundantes recursos minerales, el cobre contribuye con más del 75 por ciento de los ingresos en divisas del país, lo que representa hasta 6 100 millones de dólares en 2017. El país es el segundo mayor productor de cobre en todo el continente africano y, según la Encuesta Geológica 2015 de EE.UU., es la octava más grande del mundo.
Sin embargo, las atenciones de los inversionistas extranjeros y los megaproyectos mineros integrales en Zambia han tenido poca influencia en la participación de las personas que viven por debajo del umbral de la pobreza.
Los economistas de Zambia han atribuido la culpa a su gobierno por negociar acuerdos mineros con empresas extranjeras que raras veces se han atrevido a volver a sacar adelante a comunidades que han explotado a lo largo de los años.
“Los ministros corruptos del gobierno reciben sobornos por decenas de miles de dólares, quizás millones, permitiendo que las corporaciones mineras extranjeras roben los recursos del país sin encauzar los beneficios para las comunidades pobres cuyos minerales están siendo saqueados por corporaciones mineras extranjeras”, David Mwansa, economista independiente con base en Lusaka, divulgó a IDN.
Pocos países africanos como Mozambique, duramente golpeados por años de pobreza, parecen haber tenido su propio momento damasceno tras las experiencias con corporaciones mineras extranjeras.
Recientemente, un alto funcionario del gobierno de Mozambique acusó y expulsó del país a algunas corporaciones mineras extranjeras después de culparlas de aumentar la pobreza y la degradación ambiental en el país.
Al anunciar la suspensión de las actividades de las compañías mineras de oro chinas y sudafricanas en la nación africana costera en mayo de 2019, el gobernador de Manica en Mozambique, Rodrigues Alberto, dijo: “Continuaremos siendo implacables con estas compañías. Si no están preparadas, las haremos cerrar. Nuestros recursos no pueden ser una maldición”.
Según el Banco Mundial, de una población de alrededor de 31 millones de personas en Mozambique, el 50 por ciento todavía vive en la pobreza.
El año pasado, un informe del Banco Mundial titulado La riqueza cambiante de las naciones 2018, expuso la evidencia de cuán pobre se estaba volviendo África gracias a la desenfrenada extracción de minerales, petróleo y gas por parte de empresas extranjeras. El informe mostró un agotamiento significativo de la riqueza natural de África debido a las empresas transnacionales.
Según el informe, las “políticas de desarrollo” de rompe y raspa de África dirigidas para atraer la inversión extranjera directa ahora se han vuelto contraproducentes: “Especialmente para los países ricos en recursos, el agotamiento de los recursos naturales a menudo no se compensa con otras inversiones”.
Al dirigirse a la República Democrática del Congo con una población de 87 millones de personas aproximadamente, también presa de corporaciones mineras extranjeras, una de las provincias del país, Katanga, ha sido bendecida con una inmensa riqueza natural, que incluye grandes yacimientos de minerales preciosos como diamantes, oro y tantalio.
La provincia de Katanga experimentó un espectacular auge minero a finales de siglo, cuando el ex presidente del país, Laurent-Desire Kabila, y luego su hijo Joseph, otorgaron licencias a corporaciones mineras internacionales para aprovechar sus tesoros. Este acuerdo generó riquezas para la élite congoleña a lo largo de los años, y mucho más para los explotadores, pero ofreció poco a la población asolada por la pobreza.
De acuerdo con una investigación de las Naciones Unidas, el régimen de Kabila desde 1999 a 2002, “transfirió la propiedad de activos del sector minero estatal, valorado en al menos $ 5 mil millones de dólares, a empresas privadas bajo su control, sin compensación ni beneficio para la tesorería del Estado”.
Para muchos expertos en desarrollo de la República Democrática del Congo, como Tresor Monide, los recursos minerales del populoso país han desatado una maldición en lugar de bendiciones para millones de ciudadanos congoleños. “Los políticos han recibido millones de dólares en sobornos, vendiendo los valiosos recursos minerales del país por casi nada a las empresas mineras extranjeras que rara vez pagan impuestos al gobierno. Es patético aquí en la República Democrática del Congo”, expuso Monide a IDN, un experto independiente en desarrollo con sede en Kinshasa.
Según el periodista de investigación del Financial Times, Tom Burgis, “la combinación de riqueza abrumadora, violencia desenfrenada y pobreza desdichada en la República Democrática del Congo no es una coincidencia, sino parte de un patrón que causa devastación por toda África”.
Según un informe de War on Want de 2016 titulado ‘El nuevo colonialismo: la pelea de Gran Bretaña por los recursos energéticos y minerales de África’, África se enfrenta a una invasión colonial nueva y devastadora impulsada por la determinación de saquear los recursos naturales del continente, especialmente sus recursos energéticos estratégicos y minerales.
Uno de los casos de estudio en el informe, es la disputa por el gas y el petróleo en el Sáhara Occidental ocupado por Marruecos. Marruecos ha ocupado gran parte del Sáhara Occidental desde 1975. La mayor parte de la población ha sido expulsada por la fuerza, muchos de ellos a campamentos en el desierto argelino donde viven todavía 165 000 refugiados.
En el caso de la población en el Sáhara Occidental, es típico que muchos africanos sean relegados a vivir como ocupantes ilegales en su propio país, gracias a la maldición de los recursos minerales que ha atraído a las corporaciones mineras extranjeras que no se han detenido ante nada, desplazando de sus tierras a muchos africanos pobres como Mukwada en Zimbabue. (IDN-InDepthNews, 21 de junio de 2019)
Foto: Las corporaciones extranjeras explotan los recursos minerales de África dejando un gran agujero a la población. Fuente: Wikimedia Commons