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En el Coliseo de Roma, líderes religiosos se enfrentan a un mundo en guerra y se atreven a hablar de paz.

Por Katsuhiro Asagiri:

ROMA/TOKIO (INPS Japón) – A la sombra del Coliseo de Roma, que en su día fue un monumento que simbolizó la violencia imperial, líderes religiosos de todo el mundo se reunieron del 26 al 28 de octubre para transmitir un mensaje que resultaba a la vez antiguo y urgente: la paz debe volver a ser un deber sagrado para la humanidad.|JAPANESECHINESEENGLISH|

El motivo fue el Encuentro Internacional por la Paz: Religiones y Culturas en Diálogo, que este año llevó por título «Atreverse a la paz» y fue organizado por la Comunidad de Sant’Egidio. Durante tres días, sacerdotes, rabinos, imanes, monjes y académicos debatieron sobre lo que significa defender la fe en una época marcada por el miedo, el nacionalismo y la guerra.

El encuentro concluyó la noche del 28 de octubre, con el papa León XIV presidiendo una ceremonia que funcionó simultáneamente como servicio religioso y como declaración política.

«La guerra nunca es santa», afirmó el papa. «Solo la paz es santa, porque es la voluntad de Dios».

Coliseo Romano.

Crédito: Kevin Lin, INPS Japan

Un llamado a la valentía moral

Conversando bajo el Arco de Constantino, el papa León XIV animó tanto a los gobiernos como a los creyentes a resistirse a lo que denominó «la arrogancia del poder».

«El mundo ansía la paz», afirmó. «No podemos permitir que las personas se acostumbren a la guerra como algo normal en la historia de la humanidad. ¡Ya basta! este es el grito de los pobres y el grito de la tierra».

Entre los miles de asistentes se encontraban representantes del cristianismo, el judaísmo, el islam, el budismo y el hinduismo. Entre ellos estaba Hirotsugu Terasaki, vicepresidente de Soka Gakkai, una organización budista con una larga trayectoria en la defensa de la paz.

Todos permanecieron en silencio mientras se encendían velas alrededor del antiguo anfiteatro, pequeñas luces que parpadeaban contra la piedra, símbolo de una oración compartida por la reconciliación.

Hirotsugu Terasaki, vicepresidente de Soka Gakkai, con el papa León XIV. Crédito: Vatican News.

Fe y responsabilidad

El discurso del pontífice trazó una línea claramente definida entre la fe y la responsabilidad política.

«La paz debe ser la prioridad de toda política», afirmó. «Dios pedirá cuentas a quienes no hayan buscado la paz, por cada día, mes y año de guerra».

Esas palabras, pronunciadas en un momento en que continúan los combates en Ucrania y Gaza, tuvieron un tono deliberadamente incisivo. Bajo el liderazgo del papa León XIV, el Estado Vaticano se posiciona cada vez más como un contrapeso moral ante la parálisis política y las crisis mundiales, hablando de la paz no como una abstracción, sino como una obligación.

Lecciones de Asís

La reunión de este año marcó casi cuatro décadas desde que Juan Pablo II convocó el primer encuentro interreligioso por la paz, celebrado en Asís, en 1986. Desde entonces, la Comunidad de Sant’Egidio ha sostenido que el diálogo entre las religiones puede atenuar las divisiones políticas.

Papa Juan Pablo II.

Crédito:  Gregorini Demetrio, CC BY-SA 3.0.

«Nos hemos atrevido a hablar de paz en un mundo que habla el lenguaje de la guerra», afirmó Marco Impagliazzo, presidente de la Comunidad Sant’Egidio. «Cerrar las vías del diálogo es una locura. Como dijo el papa Francisco, el mundo se asfixia sin diálogo».

Sesión sobre la dignidad de la vida

El martes 28 de octubre, la delegación de Soka Gakkai participó en la sesión 22, titulada «La justicia no mata: abolición de la pena de muerte», celebrada en el Foro Cultural Austriaco.

La profesora Enza Pellecchia, de la Universidad de Pisa, en representación de Soka Gakkai, subió al estrado y habló sobre los esfuerzos del movimiento para abolir la pena de muerte, refiriéndose a las palabras de su fundador, el presidente Daisaku Ikeda, extraídas de su diálogo con el historiador británico Dr. Arnold Toynbee.

«La santidad de la vida no puede juzgarse por la culpa o el mérito: todas las vidas son iguales. Por lo tanto, nadie tiene derecho a quitar una vida, ni siquiera en nombre de la justicia. Aceptar la pena de muerte es una forma de violencia institucionalizada que asigna diferentes valores a la vida humana, y el presidente Ikeda la ha descrito como “una manifestación de la tendencia predominante en los tiempos modernos a devaluar la vida”».

La profesora Enza Pellecchia, de la Universidad de Pisa, en representación de Soka Gakkai, pronunciando su discurso durante el foro titulado «La justicia no mata: abolición de la pena de muerte», celebrado en el Foro Cultural Austriaco. Crédito: Seikyo Shimbun

La profesora Pellecchia afirmó que la filosofía humanista del presidente Ikeda concuerda profundamente con la reciente declaración del papa León XIV de que «no se puede afirmar ser pro-vida y al mismo tiempo aceptar la pena de muerte o cualquier forma de violencia». Según señaló, ambos se enfrentan al mismo error moral: la creencia de que algunas vidas son prescindibles.

Cuando la religión se niega a guardar silencio

Durante décadas, el Coliseo ha acogido reuniones simbólicas por la paz. Sin embargo, según los participantes, la ceremonia de este año tuvo un carácter más urgente. Las guerras en Europa y Medio Oriente, el desplazamiento de millones de personas y el auge del autoritarismo han dado un nuevo peso al lenguaje moral.

«La paz comienza con la transformación del corazón humano», afirmó Terasaki, de la SGI. «La cooperación interreligiosa no es simbólica, es un método para cambiar la historia».

Una súplica que aún resuena

Al caer la noche, el trompetista Paolo Fresu interpretó un solo melancólico. Los niños se adelantaron para entregar una petición de paz a los diplomáticos y funcionarios, un recordatorio de que la próxima generación heredará las decisiones que se tomen ahora.

Las últimas palabras del papa León XIV en el evento fueron breves, casi susurradas:

«Dios quiere un mundo sin guerras. Él nos liberará de este mal».

Las velas siguieron ardiendo mientras la multitud se dispersaba, una frágil constelación de luz contra las ruinas del Imperio Romano y un silencioso acto de rebeldía en un mundo que aún está aprendiendo a atreverse a la paz.

Este artículo es presentado por INPS Japón en colaboración con Soka Gakkai Internacional, entidad consultiva del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC).

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