Por Ronald Joshua
NUEVA YORK | BAMAKO (IDN), Fatou Dembele es una agricultora en la tierra sin litoral, de Mali, donde la mitad de la población que se dedica a la agricultura son mujeres. La agricultura es un sector clave para sacar a las mujeres de la pobreza. Pero la creciente degradación de la tierra y los recursos naturales causada por el cambio climático está haciendo más vulnerables a las mujeres.
Por ello, cuando las plantas de Dembele comenzaron a morir, ella pensó que la parcela estaba arruinada y que su vida subsistencia estaba en peligro. “Pensamos que la tierra estaba enferma. No sabíamos que había parásitos vivos que atacaban las raíces de las plantas y que las podían matar”, dice Dembele.
El aumento del número de parásitos, debido al aumento de las temperaturas y humedad, es uno de los muchos efectos secundarios del cambio climático que enfrentan Dembele y las demás agricultoras.
Para combatir el impacto negativo del cambio climático en los medios de vida de las mujeres, un nuevo programa de ONU Mujeres, conocido como Agriculture Femmes et Développement Durable (AgriFed), implementado por la organización no gubernamental local Groupe d’Animation acción au Sahel (GAAS) Mali, está ayudando a los productores locales a adaptarse a estos nuevos retos.
El programa trabaja con los agricultores para modernizar sus técnicas, les permite el acceso a la información sobre los últimos avances en la agricultura y aumenta el valor de sus productos mediante la mejora de sus métodos de conservación.
“Los efectos del cambio climático no perdonan a Mali, y están afectando fuertemente a este país, un desafío adicional en un contexto muy frágil de seguridad en la región del Sahel”, dijo Maxime Houinato, representante de ONU Mujeres en Mali, en un evento organizado conjuntamente por ONU Mujeres el 14 de marzo en la 62da sesión de la Comisión de las Naciones Unidas sobre la condición de la mujer (CSW62).
“Y sin embargo, Malí, aunque contribuye poco a la emisión global de gases de efecto invernadero, no está menos comprometido a la carrera para adaptarse a los efectos del cambio climático”, añadió.
Para restablecer la producción de Dembele, el programa le enseñó cómo usar bioplaguicidas disponibles localmente para eliminar los parásitos. “Gracias a Dios, hemos aprendido que hay plantas locales cuyos extractos pueden luchar contra esta enfermedad”, dice Dembele.
AgriFed inició sus actividades en el año 2017 en la región de Ségou, más de 200 kilómetros al noreste de Bamako, la capital de Mali. El entrenamiento sobre técnicas de agricultura sostenible llegó a 247 mujeres y 66 hombres. El entrenamiento ayudó a los agricultores a mejorar el uso del agua, la programación de las cosechas, el uso de plaguicidas y fertilizantes, y las técnicas de cultivo.
En las ciudades de Boidié y Sécoro y Cercle de Tominan, las mujeres han mejorado y aumentado la producción de chalotes gracias al entrenamiento. Pero durante la cosecha, se hizo evidente que las mujeres debían aprender a conservar mejor sus productos.
“Cultivamos chalotas y cebollas debido a su larga duración, pero no conocíamos técnicas de conservación [antes]”, explicó Hayèrè Keita, un productor y vendedor de chalotes en Sécoro. “Siguiendo los métodos tradicionales, las tasas de pérdidas pueden ser muy altas”.
ONU Mujeres también apoyó más sesiones de entrenamiento que enseñaron a los agricultores a conservar productos como chalotes, cebollas y papas. Alrededor de 110 mujeres productoras han logrado aumentar sus ingresos usando estas modernas técnicas de producción y preservación.
“He cultivado frutas y verduras durante 20 años, pero sólo conocía la manera tradicional de hacerlo”, dice Alphonsine Dembele, otra agricultora.
“AgriFeD nos enseñó a diversificar los productos que cultivamos, con la introducción de las papas, tomates y pimientos. No sólo nos aportan ingresos adicionales, sino que también ayudan a mejorar la nutrición en el hogar y reducir la desnutrición de nuestros niños, dice Dembele, la otra agricultora.
Agrega además: “Ha tenido una influencia positiva en la cohesión social, porque las mujeres [de diferentes comunidades étnicas] ahora se reúnen y dialogan durante las sesiones de entrenamiento en los campos”.
El programa, financiado por el gobierno de Luxemburgo, tendrá una duración de cinco años y se espera que se replique en otras zonas del país.
El programa fue lanzado el 12 de diciembre de 2017, con el objetivo de aumentar la resiliencia de un millón de mujeres y jóvenes en el Sahel ante los impactos climáticos a través de la agricultura inteligente, en la Cumbre Un Planeta. El lanzamiento coincidió con una reunión de líderes mundiales en la capital francesa con motivo del aniversario del emblemático acuerdo de París sobre el cambio climático.
La Cumbre Un Planeta, organizada conjuntamente por el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, y el Presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, buscaba para apoyar el proceso formal de las Naciones Unidas sobre la acción climática, a medida que los países buscan elevar la ambición en torno al clima camino al 2020.
La iniciativa es un programa de la Estrategia Integrada de las Naciones Unidas para el Sahel (UNISS) y la Secretaría de la G5. El G5 Sahel, el marco institucional para la coordinación de desarrollo entre los cinco países de la región – Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger – ha identificado lucha contra el cambio climático y la degradación ambiental, junto con sus efectos sobre las poblaciones rurales, como una prioridad.
A nivel nacional, los gobiernos están trabajando en estrategias de adaptación; la nueva iniciativa está diseñada para apoyar estos esfuerzos. ONU Mujeres presentó el programa, que se encuentra entre unos 12 presentados en la Cumbre, en nombre del sistema de la ONU. [IDN-InDepthNews-27 de marzo de 2018]